En los alrededores de río Puelo, en la comuna de Cochamó, Pedro Rubio habitualmente va en busca de los plásticos que contaminan la costa del Estero de Reloncaví. Recoge botellas, redes de pesca y cabos que llegan con la marea para luego darles un interesante uso. Pedro es uno de los emprendedores rurales que forma parte de nuestro equipo en Puelo, donde se encarga de recolectar y entregar los desechos que luego transformamos en anteojos hechos de plástico reciclado utilizando una nueva tecnología que permite reciclar todo tipo de plásticos Nylon 6, entre ellos redes de pesca y cabos. Junto a Ladera Sur entrevistamos a Pedro para conocer más de su día a día como recolector.
Estamos acostumbrados a un proceso productivo, lineal y extractivo, donde el fin es el desecho por renovación o desuso. Sin embargo, las economías como ciclos circulares a la que apunta Karün no sólo busca regenerar ecosistemas naturales, sino también reactivar las economías locales, a través del trabajo con emprendedores rurales.
Ese es el caso de Pedro, quien se ha dedicado los últimos 14 años a recoger la basura que contamina su hogar, primero como funcionario de la Municipalidad de Cochamó, que lo contrató para recoger la basura de las calles, y actualmente recolectando los plásticos que llegan a la orilla del Estuario de Reloncaví y que luego utilizamos como materia prima para realizar sus anteojos hechos a partir de desechos de plástico reciclado.
“Soy una persona que es amante de la naturaleza no más”, nos cuenta Pedro quien en 2004 partió trabajando en la recolección de basura de las calles de su ciudad. “Sin tener vergüenza lo hice, porque no hay que tener vergüenza para trabajar. Yo fui pionero en esto del aseo en las calles, porque nadie más lo hacía. A mi señora le preguntaban por qué andaba recogiendo y limpiando las calles y poblaciones, pero finalmente uno está limpiando lo que uno quiere, su comuna, el planeta”, comenta Pedro, asegurando que fue ese trabajo el que lo impulsó a conocer más acerca del reciclaje y medio ambiente.
Unos años después, en 2007, llegaría la oportunidad de asistir al Primer Congreso Regional de Educación Ambiental organizado por CONAMA en la ciudad de Llanquihue, donde participó en diversos talleres y aprendió sobre reciclaje, conservación, la contaminación del agua y compostaje. Conocimientos que ha ido implementando en su propia casa –donde creó una lombricompostera con lombrices californianas y donde recicla su basura orgánica–, o que ha intentado compartir con su comunidad siendo gestor de iniciativas sustentables como el proyecto de reciclaje que se implementó hace unos años en el colegio rural de río Puelo, donde el establecimiento recibió una Bandera Verde que acredita su compromiso con el medio ambiente.
Hoy los esfuerzos de Pedro Rubio están enfocados en la contaminación oceánica a través del trabajo conjunto que realiza con nosotros. Esta mañana, mientras hablamos con él, se prepara para subirse a su pequeño camión y dirigirse al Estuario de Reloncaví. Allí lo espera una caminata por la costa recogiendo los plásticos que llegan a la orilla: botellas, cabos, mallas de pesca, entre otros.
“Uno limpia y al rato se está contaminando porque las pesqueras y los agricultores no se preocupan de amarrar bien sus cabos, sus mallas y sus cosas y la gente que anda en bote igual contamina”, cuenta Pedro quien hace 36 años llegó a vivir a Puelo, en la comuna de Cochamó. En ese entonces, recuerda, la basura no era un problema como lo es hoy. “Antes no había basura, se podía andar a pie pelado. En los bordes costeros lo único que uno encontraba era la madera, palitos, lo que la naturaleza bota y que quedaba en la orilla cuando había crecidas”, asegura y agrega: “Cuidar el planeta acá es algo distinto y es bueno para la gente que vive aquí, para que vuelva a ser como era antes”.
Las redes de pesca, cabos y otros plásticos que recoge, los acumula en un contenedor que mantiene en la playa y otros tantos en el terreno de su casa. Gran parte de estos desechos son los que trabaja recolectando con nosotros, materiales que luego se convertirán en la materia prima para nuestros anteojos.
Anteojos hechos de plásticos reciclados
Somos una empresa B chilena que produce anteojos de alta calidad usando materiales nobles, naturales y/o reciclados del sur del país. Este verano acabamos de lanzar una nueva colección llamada Pacific que además de presentar una nueva tecnología, trae 5 modelos de colores cuyos diseños están inspirados en la naturaleza.
El proceso productivo, que utiliza la nueva tecnología de reciclado de plásticos ECONYL®, que permite reciclar cualquier plástico de tipo Nylon 6 que se recolectan del mar, comienza con un proceso de limpieza y de selección de los materiales que más tarde son enviados a Eslovenia, donde se transforman en pellets a través de un proceso de reciclaje químico. "Un proceso regenerativo que nos permite despolimerizar la cadena del plástico y polimerizarla de nuevo, llegando como resultado a un material con iguales propiedades a las de uno virgen y con la particularidad de hacer infinito el reciclaje de nuestros productos", explica Bárbara Toledo, nuestra encargada de investigación y desarrollo.
Asimismo lo especifica Thomas Kimber, fundador, quien afirma que “se puede reciclar, recrear y remodelar una y otra vez, sin perder nunca su alta calidad y propiedades técnicas. Además, entrega la posibilidad de reciclar una variedad aún más amplia de desechos plásticos de las aguas de Patagonia”.
Sin embargo, esta iniciativa no sólo busca reutilizar los desechos, sino que también apunta a involucrar en el proceso a las comunidades emprendedoras locales de la zona de Puelo y Cochamó, como Pedro.
“Generamos un producto de gran valor a través de un desecho, ayudando al medio ambiente y empoderando a las comunidades rurales”, afirma Giannina Guerra, nuestra encargada de Marketing.
Sobre esto, Pedro Rubio nos comenta que con los ingresos que gana a través del trabajo con nosotros, recolectando los plásticos que contaminan la costa, no sólo aporta en el sustento de su familia, sino que además espera apoyar a su señora, Rosa González, con su emprendimiento. Rosa, que forma parte de los emprendedores apoyados por Balloon Latam en Cochamó, hace empanadas de horno caseras y saludables para vender.
“Mi señora tiene buena mano, cocina rico y sano. Hace empanadas saludables con masa de espinaca y relleno de champiñón, queso pimentón y otra de chocolate y frambuesa. Es novedoso para la gente. Yo con lo que gane con el reciclaje la voy a apoyar con eso. Estoy haciéndole un restorán”, asegura Pedro.
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