Sabemos que pareciera no tener mucho sentido bajar nuestros precios, no cuando la inflación actual hace que todo suba. Pero esta medida no es "por Marketing". Queremos mostrar desde el ejemplo que sí es posible hacer productos conscientes accesibles por todxs y no solo unas cuantas personas privilegiadas
No estamos tratando de salvar el mundo con anteojos, pero sí estamos tratando de generar cambios que nos permitan ver las cosas de manera diferente. Si logramos hacer algo hermoso a partir de algo dañino y crear oportunidades a partir del desperdicio, entonces quizás también podamos generar cambios en la forma en que las personas piensan sobre otras cosas: la economía, el medio ambiente, incluso nosotrxs mismxs. Esto no es solo un producto. Es parte de un movimiento mucho más amplio.
Este año intenso, cambiante y definido por discusiones complejas solo nos reafirma que necesitamos una transformación fundamental. Y no nos referimos exclusivamente a la forma de interactuar con la naturaleza, ese es nuestro eje alrededor del cual siempre giramos[1]. Esta vez nos referimos a otro cambio, uno institucional, asociado al funcionamiento de nuestra empresa y su evidente (inescapable, determinante) relación con la industria de la moda.
En un contexto post-pandémico en donde se han rearticulado las prioridades y paradigmas, el tema del consumo sostenible es una prioridad. Aún así, “mientras los consumidores latinoamericanos están preocupados sobre temas medioambientales y sociales (Benites-Lázaro 2019), hay diferencias en el consumo de moda sustentable comparado con otras regiones del mundo más industrializadas dados los bajos niveles de ingreso y desarrollo” ¿Qué significa esto? Que el precio es un inhibidor importante para el consumo sustentable en el continente.[2]
Inhibidores del Consumo de Moda Sostenible
Hace un tiempo observamos esto y buscamos hacer algo al respecto. Después de articular muchísimos escenarios y pensar en múltiples caminos (a lo Dr. Strange en escala humana), llegamos a la conclusión de que necesitamos urgentemente transformar la moda ética y sustentable en una opción competitiva en cuanto a precio en el mercado. Si no, seremos solamente una opción viable para un nicho muy reducido. Y esa no es la idea. Si llegar a más gente amplifica nuestro impacto, también llegar a más gente nos permite aprender de más personas para seguir mejorando. Y también nos ayuda a que otras marcas y empresas se sienten en la misma mesa a conversar, para que juntxs veamos cómo aportar en una nueva forma de hacer negocios rentables y al servicio del bienestar social y medioambiental.
Nos situamos en una intersección compleja y por eso tomamos una decisión radical: bajar nuestros precios, para que las personas puedan elegir usar lo que las representa. No estamos reduciendo nuestros costos, no estamos cambiando la cadena ni la calidad: seguimos usando materiales reciclados, seguimos recolectando materiales descartados de la Patagonia y apoyando recolecciones de otras partes del mundo de la mano de Healthy Seas[3] y seguimos produciendo los anteojos, desde los materiales reciclados, en las mismas 3 fábricas: Italia, Turquía, China y Corea del Sur. Nada ha cambiado en nuestro proceso ni producto; solo queremos que el precio no sea una barrera de obstáculo. Al menos no en lo posible.
¿Cómo lo estamos logrando? A través de economías de escala. Llegar a más lugares del mundo, y por ende aumentar nuestro volumen, nos permite hacer este giro. Nuestra propuesta de valor, manufactura y materialidades son de un valor muchísimo más alto que el del promedio de la industria: partiendo porque nuestra materia prima no la compramos nueva, sino que es material descartado que rescatamos de la naturaleza, para luego reciclarlo y convertirlo en nylon regenerado ECONYL. Y así suma y sigue con el resto de los procesos de producción y despacho.
A pesar de este costo basal más alto que la media, estamos haciendo todo lo posible por democratizar el acceso a nuestros productos: reduciendo nuestro margen, con la esperanza de poder llegar a cada día más personas y sostener nuestro proyecto en base a ello.
No queremos que nadie compre más anteojos de los que necesita. Por favor, no. Queremos ser muy claros: el consumo consume recursos. Y el exceso de consumo es tremendamente dañino para el planeta. Solo queremos que, si necesitas un par de anteojos, puedas optar por una opción sustentable, que está haciendo todo lo posible para maximizar su impacto positivo. Eso es todo. Porque sabemos que los consumidores tienen la certeza de que modifican la industria de la moda tanto en la forma en que usan su indumentaria como en la medida en la que la consumen. Y también sabemos que las personas quieren que sus valores se vean reflejados en su cotidianidad. Al final del día son señales que, hoy más que nunca, se vuelven intransables a nivel personal, social y planetario.
Bajamos nuestros precios, para que puedas elegir usar lo que te representa.